ESTRUCTURA Y UTILIZACIÓN DEL COLON


Su estructura es la de un gran teatro de ópera a la italiana, con la característica forma de herradura cerrada. Ello implica que sólo 2/3 de su capacidad tiene buenas líneas visuales hacia el escenario. Por otra parte, la cantidad de pisos hace que en los más altos se coarte la visión de la profundidad de escenario. Esta manera de construir si se realiza con materiales nobles como es el caso en el Colón tiene una probada calidad acústica (son varios los teatros europeos que subsisten de este tipo y todos la tienen), aunque, como ya se dijo, la desventaja es que se restringe la calidad de visión.
Por otra parte, en el caso de los espectáculos de danza existen problemas similares pero agudizados : uno puede conformarse con ¾ del escenario en una ópera pero en el ballet hay que verlo todo. De allí que las localidades de buena visión en el Colón no sean más que unas 1.600 en ballet y quizá 2.000 en ópera (valores aproximados).
Con respecto a los conciertos, el Colón es el único de los grandes teatros del mundo que también da conciertos durante la temporada de ópera, debido a la excelencia de su acústica y a la majestad de su sala. Lamentablemente Buenos Aires tiene la dudosa distinción de ser, entre las grandes ciudades musicales del mundo, aquella que carece de un auditorio de concierto de suficiente capacidad (no menos de 2.500, pero preferiblemente 3.000) con gran nivel de fidelidad acústica. Ni el Opera ni el Gran Rex pueden considerarse sustitutos adecuados: la capacidad del primero no alcanza y su acústica es mediana; el Gran Rex tiene la capacidad (alcanza a 3.000) pero la acústica es sorda y mediocre (como la actual temporada de la Filarmónica de Buenos Aires y los Conciertos de Mediodía lo demuestran). El Coliseo tiene una acústica clara pero seca; antes de su reciente modificación (la apertura del foso grande para poder hacer allí la temporada de ópera del Colón) llegaba a unas 2.000 localidades, ahora ronda las 1.700. El Auditorio de Belgrano tiene una mejor acústica, de mayor presencia pero también con matices estridentes, y su capacidad no llega a 1.300. No se han utilizado en años recientes otras alternativas insuficientes pero contemplables ante la necesidad, como el Metropolitan o el Broadway (se usaron en el pasado). El Luna Park no compite por su extrema dispersión y características de estadio.
Intentos de realizar ese gran auditorio hubo varios, pero siempre el gobierno de turno se echó atrás, incluso en épocas de bonanza económica. En la actualidad hay dos proyectos. En el primero de ellos se trata de la transformación del Edificio del Correo en gran sala de concierto más otras adyacencias; se habla de un módulo de capacidad de 2.500, que sería algo escaso pero tolerable; el lugar tiene además buen acceso. Con respecto al de Ciudad el mismo está en una zona de transición entre la Boca y Puerto Madero y se trata de la transformación de una usina en una pomposamente denominada Ciudad de la Música, donde el ámbito mayor no pasaría de 1.800, módulo inaceptable por lo insuficiente. Por otra parte los miembros de la Filarmónica se oponen al eventual cambio de sede, ya que desean permanecer en el Colón. En cualquier caso, aun cuando dicha orquesta mantuviera su sede en el Colón, la Ciudad debería contar con un Auditorio para su música académica.
En cualquier teatro lírico el armado del Calendario es un tema esencial; en el caso del Colón su triple utilización complica las cosas, pero se ha podido manejar en el pasado y deberá seguirse manejando mientras se carezca del Auditorio. Expulsar a la Filarmónica o a las entidades privadas para liberar calendario sencillamente no es una opción, ya que la actividad de conciertos es culturalmente tan valiosa como la lírica o la del ballet. Por otra parte, teniendo en cuenta la mala política presupuestaria que ha restringido fuertemente la cantidad de producciones, nada se ganaría. Pero es cierto que la programación anual es particularmente compleja, ya que se debe dar cabida no sólo a la lírica, sino además incluir las justificadas aspiraciones de los distintos cuerpos artísticos. El primer punto es decidir qué cantidad de títulos de abono lírico se darán; ello está determinado tanto por limitaciones técnicas como presupuestarias. Y también, cuántas representaciones se dan de cada título teniendo en cuenta su presunto poder de convocatoria. Hay cuatro abonos inamovibles que dan todos los títulos: Gran Abono, Abono Nocturno Tradicional, Abono Nocturno Nuevo y Abono Vespertino. A ello puede añadirse un Abono Especial con menos títulos, o integrar alguna función de ópera al abono DAIA, que generalmente también ofrece ballet y conciertos. Y además hay funciones extraordinarias cuyo número depende de la popularidad de una determinada ópera.
Una vez decidida la cantidad de títulos está la cuestión de su distribución en el calendario. Al menos tres factores inciden: las obras con mucho coro; las que tienen grandes dificultades de montaje escénico; y la disponibilidad de cantantes de nivel. Por ello el Director Artístico debe consensuar tiempos y necesidades con el Director del Coro y el Director Escenotécnico.
El Director Artístico no debe olvidar los derechos de los respectivos cuerpos, y por ello tiene la responsabilidad de realizar una adecuada temporada de ballet y de conciertos organizados por el Colón. Y por supuesto asignarles presupuestos que les permitan desenvolverse con calidad. Claro está que para ello el presupuesto global debe ser adecuado, y con frecuencia no depende de los Directores del Colón sino del estado financiero de la ciudad o de la buena disposición hacia el teatro del Jefe de Gobierno y de su Ministro de Hacienda o Economía.
Además, desde hace varias décadas el Colón se ha alquilado a otras entidades o a empresarios para presentar conciertos y a veces ballet. Hasta el año pasado el Mozarteum Argentino ha hecho sus temporadas íntegras en sus dos turnos allí, y varias sesiones por temporada alquilaron el teatro Festivales Musicales o Nuova Harmonia. Esto es legítimo y valioso, además de necesario, porque son muchos los grupos o artistas que no aceptan venir a Buenos Aires si no actúan en el Colón, y además las entidades mismas quieren el marco del gran teatro para sus eventos; por otra parte, sus “sponsors” con frecuencia sólo aceptan dar su apoyo si es en el Colón. Es una gloria refleja que hace al carisma global de nuestro teatro. Un punto a evaluar es el del monto de los alquileres que cobra el Colón ya que se trata de entidades sin fines de lucro que agregan lustre con sus actividades al teatro; precios muy altos a veces han forzado a las entidades menos respaldadas financieramente a buscar otros ámbitos. También tuvieron lugar algunos eventos musicales internacionales que no dependen de las entidades mencionadas, como los Festivales Martha Argerich.
Recarga un calendario ya muy exigido y es incorrecta la presencia de espectáculos de música que conlleven una amplificación nociva para el edificio e implican una incomprensión por parte de las autoridades con respecto a la vocación de este teatro. Pero con frecuencia ha habido apoyo político populista a estas manifestaciones. Alguna vez deberá prevalecer un criterio sano que no mezcle los tantos, ya que buenos lugares para música amplificada (que funciona bien con otra acústica) hay muchos, pero para lo que hace el Colón no hay razonables alternativas.
Sí debe retornarse a modalidades de abonos especiales con precios bajos que fueron orientados a jóvenes o jubilados, ya que son dos grupos etarios que tienen dificultades económicas o que necesitan de un estímulo cultural que permita renovación de público en el caso de la gente joven ( en ese sentido apoyamos la iniciativa de descuentos del 90% a menores de 25 años, idea tomada del Teatro Real de Madrid, aunque sería deseable incrementar la cantidad de butacas disponibles, ya que los 20 lugares que se bloquean hoy en dia son notoriamente insuficientes a la hora de abordar un problema común a los teatros líricos en el mundo : el del envejecimiento de su audiencia y las formas de acercar a nuevos públicos más jóvenes ). A ello se agregaría la necesidad de funciones extraordinarias de los títulos operísticos a precios populares.
Si bien sólo se aplicó el año pasado, corresponde mencionar también la aberración de aplicar precios diferenciales para no residentes, cosa que no se hace en Europa y Estados Unidos y representa una discriminación muy antipática en momentos en que queremos promocionar a Buenos Aires como destino turístico.
La operatividad del armado de una ópera, un ballet o un concierto exige una cantidad determinada de ensayos, y cuando un espectáculo de afuera cae de rondón puede haber cortocircuitos: más allá de aprobar o no el espectáculo en cuestión, nunca puede afectar el diagrama interno de ensayos ni ser metido a la fuerza por presión política. Conviene agregar que también a veces se han hecho reuniones políticas, o vendido noches cerradas a empresas para festejar aniversarioso incluso peligrosas cenas en el Salón Dorado incluyendo comidas calientes implicando la presencia de fuego. O con automóviles dentro del foyer que provocaron el hundimiento de un sector del piso... No debe hacerse negocio con el Colón como principio, pero mucho menos ponerlo en peligro.
El pecado No. 1 de un teatro lírico es no respetar el calendario: los contratos se hacen con precisión de tal día a tal día y no da lo mismo un título que otro. Cualquier cambio de fecha también quiebra el contrato con el abonado que tiene su propia agenda. Por supuesto hay a veces genuina fuerza mayor, pero debe cuidarse al público y al personal del Teatro.
Veamos ahora los estamentos en los que se divide el Colón. A diferencia de lo que ocurre en muchos teatros del mundo, que suelen tercerizar muchos servicios, el Colón es un teatro integrado: todos los elementos necesarios para una puesta en escena se realizan en el teatro (por supuesto, hay que comprar las materias primas). Hay un verdadero ejército de técnicos que atienden todos los problemas de una puesta y que tiene conocimientos adquiridos a través de las décadas que no pueden encontrarse en ningún otro lugar (es la manera tradicional del maestro y el aprendiz). Por eso hay escultores que saben hacer imitaciones de Ramsés II o del mundo griego, o zapateros que saben hacer coturnos.
Existe también un sector administrativo amplio, y se cede lugar a una Delegación Permanente de Contaduría del GCBA, ya que el Colón no es autónomo. Además hubo auditorías encargadas por el Poder Legislativo en recientes años, que realizaron recomendaciones no siempre tenidas en cuenta por el Colón. También existe una Mayordomía importante (hay mucho que limpiar y mantener en un edificio que ocupa una manzana).
Los Cuerpos Artísticos principales son las dos orquestas (Estable del Colón y Filarmónica de Buenos Aires), el Coro y el Ballet. A ello se agregan, con regímenes especiales, la Orquesta Académica (de jóvenes) y el Coro de Niños (cuyo funcionamiento se vio absurdamente perturbado sobre fines de la temporada pasada por un inspector mal intencionado que imposibilitaba la presencia de los niños en horarios nocturnos; esto fue subsanado en el principio de esta temporada, pero es clara señal de cuántas dificultades impredecibles e inaceptables pueden presentarse).
Hay además varias estructuras adicionales: a) un Elenco Estable de Artistas Líricos instituido en 1973. b) Los Maestros Internos, verdadera columna vertebral de la preparación lírica, coordinados por el Director de Estudios. Son ellos los que enseñan las partes o las corrigen a los intérpretes, lo cual es necesario incluso en títulos muy conocidos para lograr un nivel técnico musical adecuado. c) Los Figurantes estables, que son pocos, ya que la lógica indica que las necesidades de figurantes cambian en cada título y según la puesta. d) El CETC (Centro de Experimentación del Teatro Colón, que se ocupa de las expresiones más de vanguardia) tiene una estructura chica, porque cada propuesta tiene su equipo propio. e) En años normales el Salón Dorado tiene una amplia oferta de conciertos y conferencias, para lo cual necesita de un coordinador/programador; la mayor parte de los artistas vienen de afuera del Colón. f) El Departamento de Publicaciones teóricamente coordina los programas y la revista del Colón; pero a veces el programa lo ha realizado la Fundación del Colón, y ahora la revista está tercerizada. g) El Departamento de Fotografía, Audio y Videos (o DVDs) es muy importante para la difusión de las actividades del Teatro; en la actualidad hay un programa de radio en Radio Nacional Clásica y otro de TV en Canal 7; se han hecho antes publicaciones de Videos y CDs y actualmente se está editando una nueva serie de CDs de ópera denominada Memoria Histórica, con materiales liberados de derechos. h) La Biblioteca del Colón está bastante bien surtida y puede ser consultada libremente en años normales. i) El Museo de Instrumentos Musicales está esperando su lugar permanente (planteado en el Master Plan bajo la proyectada Plaza del Vaticano entre Toscanini y Viamonte); en temporadas recientes se exhibió parcialmente en el foyer de Platea.
Párrafo aparte merece el Instituto Superior de Arte del Colón, que prepara en aulas que están dentro del teatro a alumnos en distintas especialidades, destacándose el canto, el ballet, el maquillaje y la formación de régisseurs. Muy pocos teatros líricos del mundo tienen el apoyo de un instituto semejante , una de las grandes distinciones positivas del Colón con respecto a su competencia. Si bien necesita de mayores y mejores instalaciones, continúa su amplia labor desde hace décadas y recientemente se refaccionaron varias de las aulas.
En décadas recientes hubo una expansión de la cantidad de personal, que actualmente su ubica en algo menos de 1.400. En general la
opinión pública estima que ese número es excesivo; es un asunto que debería ser analizado sin prejuicios en función de las necesidades del teatro.
En ningún caso y de ninguna manera se debiera optar por la tercerización de la producción (como fue el caso en el Teatro alla Scala de Milán recientemente); son muchos los miembros de las secciones técnicas que temen que las autoridades tomen ese mal ejemplo como modelo. La producción integral que ofrece el Colón es admirada por grandes personalidades de la lírica del mundo y es uno de los factores que lo distingue y valoriza; muy difíciles puestas realizadas con admirable calidad demuestran que más allá de los conflictos sigue habiendo un personal idóneo y comprometido con el Colón, que hay que cuidar y promover.

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